Los problemas más habituales en las comunidades de vecinos

Las comunidades de vecinos son una fuente inagotable de problemas de convivencia y disputas que a veces no tienen fácil solución. Hagamos un repaso a los focos principales de conflictividad. 

Mucha gente, y muy distinta entre sí, viviendo en un espacio reducido y compartiendo además varios espacios comunes: el conflicto es inevitable. Según los administradores de fincas, el 66,5% de españoles reside en viviendas en altura y los desencuentros entre vecinos están a la orden del día, pese a haber una exhaustiva normativa que los regula: la ley de Propiedad Horizontal (LPH). 

Los motivos pueden ser muchos, pero hay cinco focos fundamentales de disputas: la morosidad, los ruidos, las reformas, las obras comunitarias y el uso de las zonas comunes. Las soluciones pasan primero por el diálogo, después por la intermediación del presidente y en última instancia por la vía judicial.

Morosos y ruidosos
La morosidad es un grave problema en las comunidades de vecinos, sobre todo a partir de la crisis. Basta un vecino que no cumpla con sus recibos o con las derramas puntuales para desestabilizar la convivencia. El problema se puede solucionar por vía judicial, logrando incluso hasta el embargo del piso del moroso.

Los ruidos son el segundo gran problema que quita, literalmente, el sueño a muchos propietarios. Hasta el 20% de las quejas vecinales tiene su origen en los ruidos de vecinos que no respetan el descanso de los demás. De la misma manera, las obras privadas en casa representan otro hervidero de enfrentamientos por el ruido, la suciedad y los desperfectos que pueden generar. En general, se prohíbe efectuar mudanzas u obras desde las 21:00 hasta las 8:00 horas en días laborables y desde las 21:00 hasta las 9:30 horas los sábados, domingos y festivos.

Derramas extraordinarias, conflictos ordinarios. 
El pago de derramas extraordinarias también atrae los conflictos: la instalación de un ascensor, la mejora del sistema de iluminación o el cambio de las ventanas de las zonas comunes siempre ocasiones diferencias de opinión y, en ocasiones, la negativa de un vecino a pagar. Y lo mismo pasa con el uso de las zonas comunes, con más frecuencia en las comunidades que tienen como jardines, piscina y pistas deportivas.

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